El origen de los cuencos tibetanos se remonta a los 2.400 años atras, hasta en la época de Buda en la India. Se fueron introduciendo poco a poco en el Tibet, junto con el budismo, entre el siglo II y el siglo VII d.C.
Se dice que en los monasterios del Himalaya el uso de los cuencos tibetanos era muy común durante las prácticas de meditación con el fin de conseguir el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, entre el cuerpo sutil y el cuerpo físico. Además de en el Tíbet, el uso de los cuencos estaba muy extendido entre los monjes de otras regiones del Himalaya, en Nepal y la India, e incluso en Japón, donde era practicado por los monjes budistas zen, que llamaron a estos cuencos rin gong.
En la década de los 70-80 del siglo pasado las propiedades de los cuencos tibetanos son redescubiertas en Occidente, en Europa, Estados Unidos y Sudamérica.
Originalmente, los cuencos eran elaborados por los propios monjes de manera artesanal con una mezcla de siete metales (cobre, hierro, oro, plata, níquel, cinc y antimonio). A esta mezcla les daban forma a golpe de martillo, lo que les confería una apariencia y sonido únicos. En la actualidad, los cuencos tibetanos, o cuencos cantores, se fabrican de forma industrial y artesanal.
El conocimiento y el uso de los cuencos tibetanos no se incluye dentro de los estudios universitarios oficiales de Medicina Tibetana, solo unos cuantos maestros han quedado dispersos en el Himalaya, de ahí que sea tan complicado unificar los términos y los usos de estas estupendas herramientas vibracionales.
Toda terapia basada en el sonido se asienta en el principio de la resonancia, que es la frecuencia a la que vibra un objeto. El sonido puede ser utilizado para cambiar las frecuencias inarmónicas del cuerpo y convertirlas en vibraciones sanas y normales dado que la frecuencia emitida por los cuencos tibetanos es mucho mayor que la producida por nuestro cuerpo; este fenómeno se denomina arrastre. Al revitalizar y restaurar las propias frecuencias de resonancia del cuerpo, cesa todo desequilibrio y se produce la sanación.
Los cuencos tibetanos son instrumentos de prevención, relajación, curación y meditación ayudan a establecer una vibración saludable en todo el organismo, produciendo una mejora en todos los niveles (físico, mental y emocional).
Funcionan como un amplificador energético y como tal, equilibran los chackras, armonizándose con ellos para que recuperen su tono vibratorio normal. Disminuyen la ansiedad y el estrés y mejoran el correcto funcionamiento de los órganos internos.
Los beneficios de recibir una sesión con los cuencos tibetanos: aumento de la claridad mental, la creatividad, la concentración, sensación de paz, entre otros. Las buenas vibraciones de los cuencos tibetanos nos ayudan a sincronizar ambos hemisferios cerebrales. Estimulan una mayor cantidad de conexiones entre neuronas y hacen que segreguemos más endorfinas, que son la química del bienestar, el placer y la tranquilidad.
El sonido vibrante de los cuencos tibetanos toca toda nuestra superficie corporal y penetra en nuestro interior hasta las estructuras moleculares, relajando la tensión neuromuscular y la presión sanguínea, acompasando el latido cardíaco y el ritmo de la respiración. Cuando estamos relajados, cuando nuestro cerebro está en frecuencia alfa, nuestro sistema inmunitario se refuerza.
Como con toda técnica que implica manipulación física o estimulación energética, existen efectos, indicaciones y contraindicaciones que siempre se han de tener en cuenta de manera rigurosa. El tratamiento con los cuencos tibetanos, al ser un tratamiento vibracional, minimiza mucho las contraindicaciones existentes.
Equilibra el cuerpo físico, emocional, mental y espiritual
Elimina contracturas musculares
Ayuda a superar desequilibrios psicológicos
Reduce estados de ansiedad, depresión, estrés, insomnio e hiperactividad
Agudiza el sistema auditivo y la visión
Aumenta la energía, la creatividad, la concentración y la capacidad de acción
Limpia y recarga energéticamente los chackras y el campo energético
Facilita la meditación
Alivia los dolores de cabeza
Levanta el ánimo
Induce instantáneamente la vibración cerebral Alfa y Theta, mejorando el sistema inmune